Una carretera
de mal en peor
Con los plazos
vencidos y problemas por solucionar
Como dicen
muchos de los pobladores y autoridades, el anhelado proyecto de mejorar la vía
Rumiallana – Salcachupán, en beneficio cuatro distritos Yanacancha,
Pallanchacra, San Francisco de Yarusyacán, Santa Ana de Tusi, más de una decena
comunidades y centros poblados afincados en la cuenca del Rio Tingo, lleva
alrededor de una década de gestión y quizás más. En su momento, el expresidente
regional, Félix Rivera, lo anunciaba en cada discurso que podía, pero ni
siquiera lo inició, recién en el periodo de Klever Meléndez Gamarra, se
concreta, luego de marchas y contramarchas de los pobladores.
Creían que una
vez licitada la obra se acabarían los reclamos airados, no fue así, hoy deben
soportar las incómodas y riesgosas demoras, más cansadas ampliaciones de
plazos. En noviembre del 2011, según el gerente del Gobierno Regional de
Pasco (GRP), Walter Tinoco Hinostróza, en convenio con Pro Vías Nacional,
“comienza contractualmente la obra”, “Mejoramiento carretera Rumiallana -
Salcachupan de 43 km”, con una inversión de 7 millones 598 mil 250 nuevos
soles. Pero recién el 19 de marzo del 2012, se colocaría la primera piedra, y
días más y menos, con unas cuantas maquinarias inician los trabajos pero no hay
cuándo acaban.
El plazo de
ejecución fue de nueve meses, aunque el representante del GRP, sostiene que es
poco más de doce meses, aun así, la carretera afirmada debió estar lista a más
tardar a fines del año pasado, no fue así, como siempre se presentaron
problemas de diversas índoles con la empresa constructora, Neica SAC. Para
Walter Tinoco, los principales imprevistos, radica: en el expediente técnico,
donde no se contempló la contratación de canteras, la compra de agregados,
asegura que ahora sí, se solucionaron, a eso se sumó los huaicos, lluvias,
tempestades y las diez plagas bíblicas que imposibilitaron su culminación.
Al margen de las
justificaciones y sustentos en pizarra, con un plan “riguroso” que se cumplirá
al pie de la letra, el gerente y su jefe inmediato, Meléndez Gamarra, más los
consejeros “fiscalizadores” y congresistas, deben apuntar al costo social que
representa estas demoras que no deben continuar.
La tragedia
espera. A comienzos del año, un ómnibus de la empresa
Bernabé, debido a las pésimas condiciones en que se encuentra esta vía, en el
caserío de Jumarriaco, estuvo a punto de ser arrastrado por el río. Un huaico
lo sorprendió, dejándolo al borde, sus ocupantes se salvaron de una tragedia
pero no de un gran susto. La diferencia de enero del 2013, cuando ocurrió el
accidente, a la fecha solo radica en que en el montón del lodo, ahora seco por
el estiaje, se abrió un simple pase para los vehículos.
Edgar Palma Huaricancha |
Un vecino, Edgar
Palma Huaricancha, quien vive al frente de esta zona, “igualito está, nada más
se hizo un pase”, nos dice. Y testifica, “por lo contrario, en lugar de
arreglar lo malograron la carretera”. Le reconoce al GRP que construyen algunos
pontones, pero “hasta el momento no veo ningún mejoramiento más está hecho un
desastre, tú mismo sabes”, nos enrostra.
Pablo Ramos Velázquez |
En el mismo
sentido se pronuncia otro comunero que vive en esta ruta, “no hay un buen
avance, usted mismo lo ve, que vino desde Cerro, habrá un 50% y eso ah, ya va
ser un año, en agosto cumple un año”, declara Pablo Ramos Velázquez, del Centro
Poblado de Cochacharao, haciendo una pausa cuando lo interrumpimos mientras
prepara la leña. Acota que a este ritmo no hay cuándo se termina porque no hay maquinarias
“a lo mucho habrá dos o tres”, dice.
El precio del
problema. Pone un ejemplo, a cada año tiene que
trasladar gran cantidad de papas, ahora no puede hacerlo porque los camioneros
se niegan por el mal estado de la carretera, “no quieren entrar, nos cobran el
exceso del pasaje, dicen: está 3 soles, 3.50 o 4 soles te voy a cobrar, por la
misma carretera, esas son las consecuencias, no sé qué hacen los del Gobierno
Regional”, contrasta.
“Se debe hacer
un buen trabajo, para que nosotros estemos contentos, que haga cosa buena y no
como ahorita, mira ese pontón cómo está”, manifiesta. Quizás sin muchos
conocimientos de los sesudos ingenieros o gerentes, concluye que el problema
reside en la falta de supervisión, “no los supervisan”, observa, “los que sufrimos
somos nosotros, los que llevamos la carga, los que sacamos nuestros productos”,
concluye. Es el sentir de gente humilde, no de dirigentes, que callan cuando
son satisfechos.
El gerente, a
quien el mandatario regional, le encargó intervenir a la empresa, responde que
estas críticas continuarán porque se trata de una obra en ejecución, “somos
respetuosos de las opiniones, esta es una carretera en proceso constructivo”,
dice y pide más paciencia, ¿cuánto más?, hasta que se agota.
Ramiro Tenorio Huamán |
Negreando
trabajadores. Ya casi no se usa, parece ser de siglos
atrás, o de las épocas de la bonanza del caucho en la Amazonía. Pero la
explotación de trabajadores, no está lejos de los abusos esclavistas de antaño.
Ramiro Tenorio Huamán, natural del Cuzco, que dejó de laborar para esta
empresa, nos cuenta de esto. Por ejemplo, los operarios de Pasco, reciben la
paga de 80 soles, mientras que los venidos de otras partes sólo reciben 50
soles, se repite en los pagos a peones, oficiales y demás, “hay mucha
diferencia”, subraya con su acento cuzqueño.
Al salario
paupérrimo, deben sumarle, dormir en unos malolientes colchones, sobre el piso,
dos o tres frazadas, “en el suelo nos más debemos dormir”, señala. Algunos
días, deben trabajar con el estómago vacío, sin el desayuno y la cena, como
única comida, el almuerzo. Por su puesto, ni hablemos de los implementos de
seguridad personal, no les dan, pese a que trabajan con rocas. Nosotros, nos
preguntamos ¿Existe la Dirección Regional de Trabajo?, si existe, ¿sirve de
algo?, mientras, consciente de su condición, “mucho nos explota”, denuncia.
Cuenta que
renunció por los constantes maltratos del administrador Lucio Acuña, de quien
se duda su profesionalismo, pues no entiende que no se puede trabajar o avanzar
en la obra si no hay materiales. “A ti que te importa, tú, trabaja no más”, le
habría contestado cuando Ramiro, le comunicó que el supervisor de la obra les
prohibió en el frente de los gaviones con esas collotas inadecuadas, “si
quieres trabajar, trabaja, si no quieres puedes irte, no puedo estar como su
esclavo”, justifica su renuncia. Obviamente con estas declaraciones pone en
duda la calidad del proyecto, si no se respeta las directivas del supervisor.
También habrían renunciado siete obreros por esta misma causa, no hay material
y quieren que avancen.
Padeciendo
culpas ajenas. Cuando decidimos hacer este informe de
las condiciones en el que se encuentra esta vía, descubrimos una serie de
dificultades. Quizás minúsculas si los miramos desde nuestros escritorios. Tras
más de una hora de fotos, entrevistas y pedaleo de la bicicleta, llegamos a
Yanatambón, donde un grupo de 60 comuneros tienen trabajo no remunerado gracias
a los ingenieros que destruyeron con ingenio un camino rural.
Los pobladores
en esforzada faena, hasta el mediodía, apenas movieron algunas piedras y
tierras con sus picos, barretas y palas en su objetivo de reconstruir el
camino, lo que en cuestión de minutos derruyó un cargador frontal. La única que
queda es la señora Reina Hinostroza Chamorro, los demás se fueron a almorzar.
Nos cuenta que esa insignificante vía para los del escritorio, es fundamental
para que sus papas no se gusanen a kilómetros arriba, “tenemos nuestra
cementera sembrada por arriiiba, nuestra papa, aura está gusanando, ¿cómo vamos
bajar carga si este camino está desastre?”, señala y pregunta.
Hace cerca de
dos meses, a raíz de un pequeño deslizamiento de tierra hacia la vía, vino el
“tractorista”, limpió todo y lo único que dejó fue una pendiente de piedras,
imposible de subir para cualquier súper burro o caballo que antes iban a traer
las ricas papas huairo y amarillas, que ahora se desperdician, no hay quien las
coseche.
Por su puesto,
los prevenidos comuneros, reclamaron a tiempo al responsable del desastre, éste
les prometió que lo solucionaría, envió cuatro obreros que intentaron hacer
nada en dos días, y luego desapareció, “estas piedras no podemos alzarlo,
necesitamos de máquina, no somos robustos”, dice con precisión. “Esto es un
peligro, nos puede llegar piedra cuando estamos huaillinchando, responsables
van ser ellos”, culpa. “En todo proceso constructivo siempre habrá problemas”,
se justifica el funcionario, Tinoco. Como Pilatos, trata de lavarse la mano,
“responderé por mis acciones, recién hace diez días recibí el encargo de esta
carretera”, dice. Eso sí, promete y toma nota que inmediatamente visitará el
lugar y trabajará en coordinación con la población.
Las deudas de
comida. Si creía que eso no más es, se equivoca,
Elizabeth Callo Cueva, da alimentos a los obreros del proyecto, en la localidad
de Anasquizque. Dice que cuando la empresa le pagaba de las pensiones, se
demoraban algunos días. Ahora que el GRP, asumió la responsabilidad, le adeuda
nueve mil soles desde comienzos del año, semanas atrás le pagaron una parte de
los trece mil que le debían. Le prometieron que en los primeros días de junio
le pagarán el resto, ojalá se cumpla pues.
Tras estas
versiones, llegamos al punto final, Salcachupán, luego testimoniar una serie
que problemas humanos. Al que se suma tramos de carreteras angostas, invadidas
por rocas, en esas mismas, donde aún se ve parte de la pintura de algún
vehículo que chocó por la estreches. Además del sumo cuidado que se debe tener
con los puentes, antes del caserío de Jumarriaco, el puente, si cabe la
denominación es literalmente de barro que se hunde de a pocos. En Tingo está en
construcción lenta, los vecinos nos dicen que un borrachín se cayó en ese
caudal. Más abajo, a pocos kilómetros de Pallanchacra, está otro viaducto con
evidentes huecos, muy peligroso, la tragedia ronda por ahí.
Cerca del anexo
de Salcachupán, la situación no cambia mucho, su presidenta Rosa Verasteín
Rojas, señala que hace dos o tres meses las maquinarias desaparecieron. “Tiempo
en tiempo, vemos muy perjudicado nuestra carretera, ya pedimos al GRP que haga
un avance, no sabemos por qué se paralizó la obra, no hay trabajo, no hay
avance, no sé a qué se debe”, reseña.
Jura que para el
quince de agosto estará listo. Los trabajos se acelerarán con un pul de
maquinarias, que “al momento no son necesarias”, pero en dos semanas más, sí,
serán indispensables, se concluirá el proyecto. Pero él, mismo se encarga de
ponerlo en duda, “espero que sí, dios mediante”, acota y casi junta la manos
para pedir las bendiciones.
Por: Yonel Rosales Caballero
Fuentes fotográficas diario CORREO material protegido